20 años del BARS: El fenómeno Gorevisión


Muchas películas llevan cantidades de amigos a sus funciones, pero lo de Gorevisión es único. La factoría gore, bizarra y ultraindependiente, capitaneada por Germán Magariños, logra revolucionar el festival cada vez que estrenan una película.

Magariños empezó a grabar allá por 1994, y cuenta en su haber con alrededor de 35 producciones, entre cortos y largometrajes, donde se repiten en varios roles ciertos colaboradores habituales: Vic Cicuta, Ramon Caribe, Paul Divano, Ezequiel Piñeyro, entre otros.

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Tienen presencia en el festival desde el año 2002, con títulos como “Lsd Frankenstein”, “Vio la luna y compró un cementerio”, “Goreinvasion”, “Sadomaster” (que tuvo ediciones en DVD en EEUU y Japón), “Un Cazador de Zombis”, “Goretech: bienvenidos al planeta hijo de puta” (ganador de la Competencia Iberoamericana por voto del público en 2012) y “Star Wars: Goretech”, una parodia de la saga de George Lucas a la cual no le importa faltarle el respeto a las originales. Bah, quizás la falta de respeto venga de parte de los últimos episodios de Lucasfilms que hoy día son canon. Puntos de vista.

Gorevision

“Los Superbonaerenses” constituye una producción muy particular. El director y productor Javier Diment financió la película, que sirve de objeto de estudio para su documental “El sistema Gorevisión”, que sigue los procesos creativos y el desarrollo del rodaje. Se nota que hay un presupuesto mayor, y la inversión no nos decepciona para nada: explosiones, máscaras, y por lo que se dice, muchos asados de catering.

Las películas, por si a esta altura hace falta mencionarlo, se graban con lo que hay, se estructura un poco el guión y la historia de acuerdo a los recursos que se vayan consiguiendo y tienen a la provocación y lo desagradable como hilo conductor. Y tienen de pronto más seguidores que otro tipo de producciones que no se proponen molestar al espectador.

Muchos de sus integrantes también forman parte de bandas under (Velocidad 22, Bolsa) y este espíritu de ir de caravana y en patota a un recital es lo que se replica en las salas. La gente no sólo va varias horas antes a las proyecciones o se juntan a hacer previas, sino que es un público sumamente interactivo, que no se cansa de gritar, aplaudir y responderle a la pantalla cuando es necesario. Consciente de esto, Magariños aprovecha cuanto momento tribunero pueda poner en la pantalla y el público responde con creces.

Este año no hay ninguna película de ellos programada, pero recuerden el nombre Gorevisión para futuras ediciones del festival y procuren asistir a algunas de las funciones: nunca vieron nada parecido a lo que pasa dentro de las salas.

Firma Ayelen Turzi

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