Las industrias culturales y, sobre todo, la audiovisual de cada país, sirvieron y sirven para generar identidad, para la alfabetización, para el entretenimiento, para generar puestos de trabajo y para muchas cosas más.
Desde la sanción de la Ley de Cine en 1994 hasta la fecha, lo audiovisual con sus diferentes matices no ha parado de crecer: cada año aumenta el número de producciones audiovisuales que llega a la cartelera y el porcentaje de espectadores se mantiene entre un 14 y un 20 por ciento de las entradas totales vendidas. A pesar de que las producciones de telenovelas o series en la televisión abierta hayan caído, se ha incrementado la producción de series web o para plataformas alternativas, como Cinearplay (ex Odeón), Netflix, o simplemente para YouTube a través de las diferentes líneas que viene ofreciendo el estado a través del INCAA o, en su momento, con el Ministerio de Planificación, bastante demorado en su aplicación por la gestión macrista (Cacetta o el flamante Ralph Haiek).
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Sin embargo, las nuevas tecnologías otorgan formas de profundizar la llegada de la industria audiovisual al grueso de la población:
- La mayoría de los nuevos Smart TV contiene en su control remoto un acceso directo a la plataforma de streaming por antonomasia en el mundo: Netflix. ¿Qué pasaría si, en vez de eso, el estado realizara un acuerdo para que se estableciera un botón de acceso directo a Cinearplay (ex Odeón) con los televisores fabricados en nuestros país, para que la persona no pierda tiempo en acceder a contenidos nacionales?
- La creación de varios espacios INCAA o espacios Cine.ar en lugares en donde ni siquiera hay salas de cine sería otra forma de hacerlo. El consumo cultural en pequeños poblados a veces es muy requerido, lo que hace que muchas personas se trasladen a ciudades cercanas con mayores espacios culturales. Los teatros del pueblo, que suelen ser de los municipios, podrían hacerse espacios cinematográficos al menos un día a la semana.
- La creación de “La semana (o mes) del Cine Argentino”, en donde el precio de las entradas en todas las cadenas de exhibición (nacionales o extranjeras) de las películas argentinas sea mucho menor que el de cualquier otra película, incentivando así desde el bolsillo a la concurrencia.
Sabemos que algunas son más difíciles de aplicar que otras, pero si decidimos crear una industria de entretenimiento en tiempos de consumo de películas y series como nunca antes se ha visto, no podemos dejar de tenerlas en cuenta.
La preocupación de hoy pasa por otro lado. Un INCAA donde los proyectos están detenidos y el peligro de una ley de convergencia que puede hacer perder la mayoría de los fondos del INCAA. otro problema de la plataforma cine.ar, ex Odeon es que le quita posibilidad a las peliculas que quieren ser comercializadas en el exterior. Este tema, especificamente Netflix, está generando un debate en el Festival de Cannes.
Sin duda, pero nuestra intención es proponer una serie de medidas para promover el cine argentino.
Gracias por opinar.