Chau analógico. Aparentemente, en Estados Unidos se dieron cuenta de que tenían mejores medios que utilizar para la proyección en la pantalla grande, así que decidieron descartar el uso de este medio para el final de este año.
Lo único que nos extraña es que se haya tomado tanto tiempo en llegar a esta conclusión. El celuloide, por más bueno que sea, está desactualizado, y si hay algo que aprendimos desde que cambiamos los rollos de fotografía por las memorias SD es que no sólo se puede igualar la calidad de imagen presentada en el medio anterior (e incluso superarla, con la tecnología actual), sino que también se puede optimizar la distribución de cualquiera sea el medio que se busca distribuir, aunque en este caso estamos hablando de la cinta de 35mm.
Y si todavía no están seguros, comparemos: con la cinta, uno debe asegurarse de que no se dañe, tiene que poner los rollos (más de 1 por película) en orden secuencial, montar en el proyector, y coordinar todo. Al momento de enviarlos, se deben guardar en estuches especiales que no permitan que les llegue el calor ni la suciedad. Y son grandes, aparatosos. Al menos comparados con su contraparte digital. Y mejor que ni entremos en detalles de edición.
Lo digital, en cambio… Bueno, muchos de ustedes ya lo saben. Más chico, más capacidad de almacenamiento, menos maniobra, más amistoso para el uso por parte del usuario promedio (ya sea para almacenar, compartir, distribuir, editar y manipular). Curiosamente, más barato también.
No estamos diciendo que lo anterior sea una porquería ni nada por el estilo. Estamos diciendo que la tecnología avanza. Evoluciona. Está ilustrado en las imágenes. Desde el floppy de 5 1/2 pasamos a la microSD de 8GB. Y ya era hora de dar el tan anticipado salto de celuloide a digital.
Nos espera un gran camino de renovación. Solo esperemos no tener que esperar demasiado por este tan esperado (y reesperanzador) cambio en el séptimo arte.
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