El cine, la televisión, maldito arte… Tan caros, tan difíciles de hacer, que uno puede perder rápido las ganas. Sin embargo siempre hay gente que ve el vaso medio lleno de la vida, como un amigo, Mariano, que siempre me dice: ”Es el mejor momento para filmar”. Mi reacción es inmediata: “¿Por qué carajo me dice eso?”
Para filmar, creo que, sin duda, con una pequeña cámara réflex podemos estar a la altura de grandes proyectos y, si le sumamos una buena computadora, llegamos a editar una excelente producción, más allá de todo el tiempo que esto requiere.
En fin, suponiendo que podemos llevar a cabo esta tarea, la pregunta es: ¿quién lo ve? ¿Tiene sentido hacer algo que con suerte (mucha, créanme) llega al circuito comercial y dura casi nada? Cuando se supone que un director, un productor, un guionista, que invierten su esfuerzo, quieren que ésta llegue a la mayor cantidad de personas posible; la mayoría de las veces, esto no se da.
A la falta de poder llegar a un público más amplio, añadamos que la mayoría de las salas de cine en nuestro país son estadounidenses: Village, Cinemark, Hoyts, etc. Una película argentina se topa con que si no logra una buena taquilla el primer fin de semana se queda afuera de la cartelera. Películas como “Hermanos de Sangre”, “Diablo”, “Aballay, el hombre sin miedo”, que son de gran calidad, no han encontrado un público fiel que los siga.
Pero a todo esto se ha generado una vía alternativa, y un cine que surge para poder recorrerla y que parece que nace como algo entre amigos, encontrando su lugar en una plataforma moderna: Youtube. A pesar de haber sido creado hace varios años, parece ser la forma de encontrar producciones independientes que tiene como única intención llegar a un público y contar su historia.
El cine y series de género argentinas han encontrado un buen espacio que fue confirmando, en estos últimos años, su recuperación reflejada en los miles de festivales que las premian; éstas producciones son las que, a su vez, se atreven a presentar producciones de calidad.
¿Entonces? ¿Qué hacemos? Seamos un poco más puntuales y pongamos un ejemplo bien claro: en los últimos tres años se ha realizado una producción de ciencia ficción dividida en cinco entregas de las que hasta ahora se han filmado tres. Esta serie, llamada Daemonium, tiene elementos nunca antes vistos a nivel de producción, calidad de escenarios, vestuario; ni siquiera en las producciones de televisión abierta de nuestro país, que, se supone, tiene los espacios con mayor presupuesto.
La pregunta es, ¿cómo hace para subsistir esta producción sin apoyo de grandes productores? La respuesta puede tener múltiples aristas:
- Para empezar el equipo en esta serie está formado por gente que se ha dedicado siempre al cine de género como “Farsa producciones”. El director es el señor Pablo Javier Parés, y la gente de Rabid FX producciones ha trabajado con los maquillajes y los efectos de CGI, realizados por Gilberto Zhu (que laburó en grandes producciones estadounidenses). Además, uno de los personajes principales es Walter Cornas, el protagonista la película de Seba de Caro, 20.000 Besos.
- La mayoría de las personas que trabajan en este proyecto no cobran ningún canon. De hecho, han intentado financiarlo a través del INCAA, pero los aranceles reales pagándole a cada uno por su actividad elevarían los costos totales a lugares exorbitantes, por lo que deciden financiarlos de su propio bolsillo y realizando fiestas
- La gente se entusiasma y se van sumando al proyecto y colabora sólo “por amor al arte”, o por vínculos con los que ya están realizando el trabajo.
La historia de Daemonium nos muestra un mundo post-apocalíptico en donde conviven Personas, magos, y demonios. Los propios creadores cuentan que el universo que crearon es enorme y lo tienen que extender capítulo a capítulo para poder explicar todo lo que arman. Tal vez eso también lo hace interesante: al tener tiempo de parar sin estar apurados por ninguna productora pueden ver muchas más cosas para mejorar o agregar. Simon Ratziel, uno de los dos creadores, dice: “Este proyecto es un homenaje a todo el cine y series que nos gusta”.
En una buena decisión para vender el producto a un público mayor que el argentino, las voces de los personajes fueron dobladas al neutro: entre las voces encontramos a Mario Castañeda (quien hace la voz de Goku de Dragon Ball Z), René García (Vegeta), Humberto Velez (la voz anterior y la mejor de Homero Simpson), y muchos otros.
Cada capítulo subido a la página de los videos ha tenido una buena cantidad de reproducciones. Esto alienta a todos los que peleamos por un buen producto, y el que éste llegue a una numerosa cantidad de gente, nos empuja a seguir trabajando; parece mensaje novelesco, pero sin duda es la unión de mucha gente la que hace del cine de género esto tan bueno, y que probablemente en el futuro resulte más que rentable. Ahora que sé por qué carajo me dicen que hay que filmar, Mariano podés volver, Daemonium gracias.
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