Luego del éxito de “Las mil y una noches”, otra megaproducción turca desembarcó en los últimos meses en la pantalla de El Trece. Se trata de “Esposa joven”, una historia que pone en el epicentro del debate el valor de las tradiciones y el lugar que la mujer ocupa en la sociedad. En esta novela, una niña de trece años es obligada a casarse con el hijo de un poderoso líder de un clan. Es por tal razón que la protagonista abandona la escuela y deja de tener la vida de una adolescente para convertirse en una esposa, una esposa virgen.Traición, secretos y tradición es lo que caracteriza a “Esposa joven”. Una vez más entonces, Argentina sucumbirá ante una de las historias que conmovieron Europa del Este y Medio Oriente.
La novela turca se posicionó en la televisión latinoamericana de los últimos años como las nuevas novelas del siglo 21, desplazando a lo que en los ’90 fueron las telenovelas mexicanas. Estas novelas vienen a cumplir ese papel anacrónico y arcaico de recuperar esos valores machistas, anticuados, de tradición familiar naturalizando a aquellas sociedades en donde la mujer tiene un rol claramente pasivo, donde no puede realizarse como individuo ni es, ni puede pensarse como sujeto titular de derechos. Estas novelas le hablan a un público inserto en una sociedad que de a poco fue perdiendo esos valores, que fue modernizándose en pos de una ampliación de derechos a la mujer, trabajadora y activa del mundo al que pertenece, como es el claro contexto occidental de la actualidad. Es así que dado que en los países de Europa del Este aún se conserva esa lógica y sigue teniendo vigencia la violencia de género y el machismo sin ningún tipo de cuestionamiento, donde la mujer tiene un lugar de objeto, la producción de estas telenovelas es moneda corriente.
Como se mencionaba párrafos anteriores, en el afán de recuperar o, mejor dicho, de no perder esos valores que nuestra sociedad va perdiendo y en un contexto económico de no producción de telenovelas nacionales dado el avance tecnológico de comunicación digital, la falta de oferta televisiva y la decadencia de los canales de aire que cada año miden menos, se promueve un contexto favorecedor y receptivo a este tipo de telenovelas. Habrá que preguntarse qué función vienen a cumplir a nuestra sociedad la emisión de este tipo de productos, si se debe meramente al contexto económico de falta de producción nacional, si no consideran los directores de contenido de los canales producir telenovelas, pudiendo importarlas, teniendo en cuenta la baja medición de sus canales y el público receptor de ellas. O si tiene que ver con un criterio más de índole ideológico en donde la recuperación de las tradiciones y los valores puestos de manifiesto en las novelas turcas es una herramienta de contención de la sociedad. Lo que sí tendremos claro es que, luego de haber reflexionado al respecto, cuando nos sentemos frente al televisor a verlas nuestra mirada ya no será una mirada edulcorada.
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[…] HOJA APARTE: Las novelas que vemos en el siglo XXI […]