Con ese miedo al futuro parece una típica película de cine argentino independiente donde la cámara persigue al protagonista por detrás pero, por suerte, la persecución termina enseguida. Nacho Sesma presenta este drama como opuesto a su ópera prima Noche de Perros, una comedia / policial clase B.
La historia comienza con un primerísimo primer plano de Leo de espaldas, en un baño, dudando si meterse la cocaína que tiene sobre una tarjeta SUBE. Acerca la cara al montoncito blanco, la escena funde a negro y aparece el título de la película, con el sonido de la aspirada de Leo.
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Leo (Facundo Cardosi) es un escritor frustrado, docente de Literatura en la Universidad y un ser autodestructivo que no está pasándola muy bien: crisis creativa, hace mucho no escribe, separación de Agustina en curso, no tiene dónde ir a vivir, el sueldo no le alcanza. Todo se traduce en una crisis existencial profunda.
Cardosi hace creíble esa inestabilidad y hostilidad del personaje que no genera empatía sino hasta el final. Durante más de la primer mitad de la película, el espectador no quiere a Leo, enojado y propenso a los excesos. Luego empieza a aparecer el dolor como justificativo y lugar desde donde juega la condescendencia y alivio. Por su parte, Ailín Salas aparece como la antítesis del protagonista, una alumna luminosa y fresca que, claramente, llamará su atención.
A pesar de la densidad de lo narrativo, la película logra ser amena. La constante cámara en mano y la oscura fotografía no llega a molestar. Con planos cerrados, todo el tiempo, se siente el encierro del personaje, pero Sesma cuenta la historia con humor y sensibilidad, sin centrarla en las miserias de la autodestrucción. El relato termina siendo mucho más amable de lo que prometía al comienzo.
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