Escrita por Claudia Piñeiro y Marcelo Piñeyro, la serie de Netflix es un thriller noir sobre las relaciones de poder entre la política y la fe de grupos evangelistas, que engancha desde el primer minuto.
La gran autora de novelas policiales llevadas al cine argentino, Claudia Piñeiro, se vuelve a unir a Marcelo Piñeiro (ya habían hecho La viuda de los jueves, 2009, y acá es coguionista de 5 episodios) para un thriller policial espectacular, con un dreamteam como elenco que hace que uno no pueda dejar de mirar la pantalla.
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La serie trata múltiples temas, todos muy ligados a la opinión pública y la agenda actual. Grupos religiosos que buscan llegar a la política, a través de su gran poder (y para conseguir aun más). Temas escabrosos sobre cuestiones que hacen reflexionar a quien la mire, sin importar la ideología o religión que profese. Múltiples elementos políticos, económicos, religiosos y familiares se combinan en un policial que se va armando como rompecabezas mientras avanza la historia.
Los guionistas aprovechan de sus 8 capítulos para abrir varias subtramas desde el comienzo e ir presentando a sus personajes. Un ritmo interesante y la intensidad del primer episodio con el magnicidio, hacen que el elenco brille, la producción llame la atención y la trama nos atrape constantemente.
En el impactante primer episodio, filmado pre pandemia en el Movistar Arena, es de una realidad envidiable. Armando Badajoz (Daniel Kuzniecka) es el preferido de los candidatos a Presidente de la Nación, quien, en pleno acto de campaña, es asesinado. A partir de ese atentado, el popular pastor evangelistas, Emilio Vázquez Peña (Diego Peretti) pasa a ser el posible candidato. ¿Por qué mataron al candidato? ¿Era a él a quien querían asesinar? ¿El pastor tuvo algo que ver?
Su mujer Elena, interpretada por Mercedes Morán, y sus asesores Julio Clamens (Chino Darín) y Rubén Osorio (Joaquín Furriel), son interrogados por la fiscal que investiga la causa (Nancy Dupláa). Peter Lanzani tiene un papel fundamental como un cura parte la Iglesia que parece saber más de lo que dice. La apuesta por el elenco coral es lo que hace que todos, principales y secundarios, puedan lucirse, sobre todo al ser el formato de serie y no de película.
En una de las últimas gacetillas referidas al El Reino, Netflix presentó a cada uno de sus personajes que, justamente, son el fuerte de la serie. Todas las actuaciones realmente están muy bien, aunque quizás desparejas cuando algunos tienen que pararse frente a los espectaculares Peretti o Morán.
Desde acá, no podemos contar más de la trama sin caer es spoilers, porque es un buen policial en el que el espectador va descubriendo los secretos turbios de cada uno con el correr de los episodios. No es sólo averiguar quién asesinó al candidato y porqué, sino un trasfondo de los personajes y la institución, donde todos esconden algo.
La fotografía de Christian Cotte, la ambientación y arte de Daniel Gimelberg, la edición de Alejandro Brodersohn, el sonido de Guido Berenblum y la música original de Nico Cotton con canción de apertura de la gran Cazzu colaboran para que sea una producción nacional de alto vuelo, con un final que promete una segunda temporada.
El reino es un thriller policial y político con todas las letras. Sabe representar una parte de la realidad en nuestro contexto actual que, además de entretener, hace que la audiencia se involucre y reflexione sobre lo que intentamos no ver, pero sabemos que existe en nuestro país, y en casi toda Sudamérica.

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