Critica de “PIBAS DEL VIENTO”: La música de las chicas

El documental musical de Liv Zaretzky se proyecta en el Gaumont y en Cine.Ar.

Liv Zaretsky realiza una afectuosa exploración de los ensayos y actos de la orquesta Vamos los pibes que se desempeña en el Club Atlanta. Esos pibes que, con los instrumentos que pueden conseguir, se acercan al club con un profesor que les enseña música. A partir de tres historias, de tres chicas, y la intimidad de la cámara, este documental musical habla del sentido de pertenencias de chicos que, además, aprenden a desarrollar sus habilidades y, por qué no, a vivir en comunidad.

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Guada, Maite y Sofi transitan la preadolescencia en el contexto de una sociedad en crisis. Explorando quiénes son, preguntándose quiénes quieren ser y haciendo frente a las adversidades. Las chicas son criadas por sus madres, con padres ausentes. La orquesta Vamos los pibes -que funciona dentro del Club Atlético Atlanta, en el barrio porteño de Villa Crespo- es su punto de encuentro. El fin de la niñez y el comienzo de la adolescencia transcurre entre melodías y gritos de gol. Un espacio donde los sonidos individuales logran transformarse en música, y más allá de la música, se habla de las preocupaciones sobre la familia o la escuela. Aunque, claro está, el objetivo de esta película es mostrar el importante papel que cumplen las instituciones, como los clubes, en la formación de humanos en comunidad.

El documental musical de Liv Zaretzky logra llamar la atención con los planos, los testimonios y las curiosidades de esas chicas que están creciendo empoderadas por sus madres y por su propio lugar en el mundo (o en el club). Describe la vida cotidiana de las protagonistas, a partir de escenas musicales. Sin recurrir a un narrador, se logra comprender el mensaje, y eso es muy valioso. Las pibas del viento es un documental que hace bien, refuerza la idea de la importancia de las instituciones en la formación de los chicos y da esperanzas para un futuro donde se pueda volver a socializar normalmente.