Daniel de la Vega: “Estoy hecho de cine, de películas, y éste film es un ladrillo más en mi historia”.


A principios de octubre Daniel de la Vega, uno de los máximos exponentes del cine de género de nuestro país, estrenó “Punto Muerto”. La cinta fue aclamada por la crítica y los espectadores, y continúa en la pantalla del Cine Gaumont todos los días a las 13:15hs. Charlamos con él para saber más sobre el film, su proceso de producción y lo que implica hacer cine en el contexto actual.

SIN SUBTITULOS: ¿Cómo surge la idea de la película? ¿Por qué decidiste enfrentar a un escritor y a un crítico?

DANIEL DE LA VEGA: Originalmente fue una idea de producción, un proyecto por encargo de Ezio Massa, quien me pide un guión posible dentro del marco de los recursos que propone el INCAA. En ese sentido, una película de habitaciones cerradas, de crímenes en habitaciones cerradas, era perfecta para plantear pocos decorados y pocos personajes. En base a eso decidimos impulsar ésta idea que me interesa y me obsesiona desde la infancia, desde que leí “Los crímenes de la Rue Morge”. Enfrentar un escritor y un crítico fue un hecho natural. En realidad, es parte del proceso creativo: mientras estaba escribiendo, mientras desarrollaba la historia, me estaba enfrentando a mis propios demonios. En ese sentido, que la historia tenga una narrativa en lineas principales y que por otro lado tengamos un subtexto muy evidente con respecto a la creación, me facilitó la tarea de llevar adelante la historia. En definitiva estos tres personajes, Lupus, Peñafiel y Dupuis, de alguna manera están en nosotros y conforman a un único autor.

SST: ¿Por qué elegiste darle un contexto “de época”?

DV: Creo que la película representa muy bien la infancia perdida. No solo la mía sino la de muchos que pertenecen a mi generación. En ese sentido, creo que el film es un gran homenaje a grandes ciclos inolvidables como “Sábados de súper acción” o a la videoteca desaparecida “Liberarte”, y también a los cineclubs que nos han formado como cineastas. De alguna manera conecta generaciones: hay jóvenes que no han tenido acceso a este tipo de cine. El blanco y negro, y “la época”, daban el contexto perfecto para recordar de donde venimos y cuales son las películas que nos hicieron lo que somos hoy. Yo estoy hecho de cine, de películas, y éste film es un ladrillo más en mi historia. Representa el mundo de cuando estaba capacitándome en la escuela de cine, esas tardes de sábado viendo televisión. Me parece que remite a ese universo: somos porque fuimos y ésta película es parte de ese universo, de esa reconstrucción de una infancia perdida.

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SST: ¿Cómo fue el proceso de producción? ¿Qué te llevó a filmarla en blanco y negro? ¿Esto te trajo complicaciones o te facilitó el rodaje y la edición?

DV: Llevó mucho tiempo terminar ésta película porque no encontramos las condiciones, la coyuntura dentro del INCAA para hacer posible que llegara a la gente en las mejores condiciones. No obstante, de forma muy artesanal, logramos que se encuentre con la gente. Fue difícil porque es una cinta muy chica, de bajo presupuesto, y uno tiene un marco de calidad al que aspira que a veces es inaccesible. Contamos con el apoyo de un equipo que realmente creyó en el proyecto, de actores que creyeron en el proyecto, que hicieron viable que ésta película sea lo que es y llegue a ustedes con un gran esfuerzo, para lograr un marco de calidad que realmente no teníamos como pagarlo. Filmarla en blanco y negro fue una idea de Alejandro Giuliani, el director de fotografía. Fue una idea de el y un acierto de los productores aceptar esa idea; porque es lo que le da el marco ideal para que ese relato sea verosímil en 2019. A partir del momento en que vos elegís hacer una película en blanco y negro sabes que ciertos espectadores van a elegir no ver tu película. Por eso me parece doblemente meritorio por parte de los productores haber aceptado ésta decisión, por una cuestión estética y artística. No me trajo complicaciones de ningún tipo, fue algo orgánico a la post producción.

SST: ¿A dónde se filmó? ¿Las locaciones son reales o armadas?

DV: Prácticamente todo el film se rodó en un hotel de San Telmo. Las habitaciones que vemos son siempre la misma, con el mobiliario cambiado. En ese sentido se optimizaron al máximo los recursos, porque efectivamente, no contábamos con ellos. La pregunta es interesante, porque en realidad el concepto que trabajamos fue el de una película de estudio. De hecho es lo que hacemos con todas las transiciones exteriores, un gran homenaje a Albert Whitlock y sus matte paintings; como cuando veía las películas de Roger Corman, a donde también los exteriores eran interiores. Por eso la estación de tren también tiene esa impronta de estudio: era el efecto que lograba Corman, de estar viendo una película que si bien está transcurriendo en espacios abiertos, ocurre en interiores. Eso le da una carga psicológica bastante atractiva: estamos en exteriores pero atrapados en lugares cerrados. Siempre me pareció interesante ese concepto.

SST: El público y la crítica vio en el film un homenaje al cine clásico y a la literatura de misterio. ¿Quisiste homenajear a algún autor o director en particular?

DV: La película tiene muchos homenajes a muchos directores y autores de la literatura. No obstante, me parece que no es mi función aclarar cuales son estos homenajes. Creo que la obra tiene que ser descubierta. Hay muchas referencias, algunas evidentes y otras no tanto. Creo que las más evidentes, como Luis Peñafiel o Carlos Hugo Christensen están muy visibles pero hay muchas otras perlas, o easter eggs que enriquecen la película.

SST: ¿Considerás que es este uno de sus proyectos más personales, dada la impronta general y los guiños cinéfilos y literarios que presenta?

DV: Estas son preguntas difíciles para mi… Las tiene que responder quien observa la película, no yo. Yo hago una película y hago la mejor película posible, la más honesta. Trato de ser coherente y trato de encontrar una verdad en lo que estoy contando. Lo cierto es que no soy yo quien puede responder esto. Creo que al final del camino uno puede mirar atrás y ver el cuerpo de una obra y tomar algunas lecturas sobre la misma. No me autorizo a encontrar una respuesta en esta pregunta. Si se que fui lo más sincero que pude, y que me esforcé para darles la mejor película posible.

SST: ¿Qué reflexión te merece el hecho de que el film haya recibido excelentes críticas pero que eso no se haya visto reflejado en términos de taquilla?

DV: Es el escenario y la coyuntura que nos tocan en suerte. Con un estado ausente, que permite que los exhibidores tengan una posición de abuso dominante sobre la industria argentina, en donde estamos a merced de un departamento de fiscalización que no fiscaliza, que no cumple con la ley de cine ni con la cuota pantalla. Estamos muy desprotegidos. En ese contexto creo que lo importante para mi es que la película tarde o temprano se encuentre con la gente y quizás sea Internet lo que permita que hagan justicia con esta película y no perezca ni desaparezca. Yo acompaño al film en el Gaumont y le pido a la gente que le cuente a sus amigos, a sus conocidos, sobre la existencia de la misma en un intento desesperado por no desaparecer. Creo que en el contexto que nos toca en suerte es mas probable que la piratería dé una respuesta, antes que el Estado, lo cual habla de un problema de fondo que es de difícil solución. Por eso pensar en este momento que los manteros son una respuesta es lamentable, pero a la vez es un aliciente.

SST: Ya que le exhibición es cada vez es mas difícil en las grandes cadenas ¿Crees que es posible crear un espacio fuerte solo de cine argentino?

DV: Es una decisión política que no se estaría tomando, lo cierto es que en el día de hoy la batalla por nuestra identidad se está perdiendo, hemos sido colapsados por el mercado foráneo, han impuesto su voluntad sobre la nuestra, y como bien dije antes hay un estado ausente que lo permite. En esencia creo que ese es el eje del problema. Es un problema cultural y no veo una política de estado que esté modificando esto.

Firma Lirolay

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