“Espero que mi muerte valga más que mi vida”: la crítica VS Joker


¿Cuáles son los motivos por los que alguien puede decir que una película es vacía, demasiado calculada, técnicamente correcta pero limitada a las posibilidades del director, cuyo estilo, según ciertas miradas, es cuasi bobo?

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Creo que se trata de gente que ve de la misma manera miope no solamente al cine sino también a la vida, la política, la sociedad y la realidad, mientras cacarean sobre la pobreza y los derechos de las personas; pobreza que nunca han vivido y derechos que le importan nada más que de la boca para afuera. Eso es exactamente lo que viene pasando estos días con “Joker”, de Todd Phillips.

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¿Cuándo esta gente que nunca tuvo la piel curtida salvo en ocasión de actitudes ponzoñosas, que nunca pasó hambre, que nunca tuvo que decidir entre vestirse o comer, que jamás puso el mango o el tiempo que le sobraba en crear algo sabiendo que ello podía significarle correr la coneja un par de meses podría hablar de la consistencia real de un guión, de un personaje, de un universo que toma elementos tanto de la literatura como de la cultura popular? ¿Cuándo podría decir qué es lo que está bien y lo que está mal a la hora de contar? ¿Cuándo empezamos a aceptar como ciertas las acusaciones de estas personas de que se una película que nada más busca una forma diferente de mostrar la violencia en realidad la fomenta?

¿En qué momento esta gente puede hablar de una película acerca la historia de un border (un tipo producto de una sociedad que no lo entiende y lo desprecia) o analizar con pura pretensión a una película, acusándola de conformista, de simplista por lo banal y de salir a corriendo a buscar  público que no aguanta “una de superhéroes”, brindándole un producto a medida?

Creo que no le perdonan a un director que ha obtenido éxito inicialmente a partir de la realización de comedias con condimentos básicos sobre comportamientos inmaduros el hecho de haber obtenido un León de oro (Galardón que nada más creen que merecen películas que aunque parezcan todo al final son nada en su deseo estilístico supremo de ser).

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La película profundiza sobre el nacimiento del Guasón (o “Joker” en inglés). Sus orígenes no estuvieron claros hasta que Alan Moore escribió “La broma asesina”, el cómic de 1988. También podemos aportar un dato interesante para fanáticos del hombre murciélago: la película que motiva este artículo puede verse tranquilamente como precuela de la saga de Batman que protagonizó Christian Bale, y encaja perfectamente. Es más que probable que esto no haya sido buscado, pero nunca se sabe.

Phoenix hace un trabajo increíble con el cuerpo. La desesperanza se ve en esos huesos pegados a la carne, cubiertos de una piel castigada de mil maneras, en esos brazos delgados y torso lastimoso que, de seguro, si hubiéramos visto alguna vez la contextura física de Uriah Heep (2) expuesta tanto como accedimos a la descripción de su repugnante comportamiento, diríamos que no había entre ellos diferencia alguna.

Estos sujetos criticones y dueños del buen pensar, ¿vieron, de verdad, la película? ¿Vieron la ciudad decadente, el desinterés, el ego, la manipulación, las promesas políticas vacías, la mirada torva, el desprecio? ¿Acaso notaron cuánto de eso podemos ver hoy en día a nuestro alrededor? Hablan de las teorías de la libertad del cuerpo, teorizan ciegamente todo y se dicen a sí mismos y a los demás en las redes y por todo medio que les sea posible que se están deconstruyendo. ¿Saben de lo que hablan? ¿Saben que ninguno de nosotros es dueño de su cuerpo? ¿Y no solamente de su cuerpo, ya ni siquiera de nuestros propios pensamientos, cooptados por ideologías rupturistas que flotan en el tiempo, que lo abarcan todo y de todo se quieren adueñar?

Si vamos a hacer una crítica tirando al público los manuales teóricos de cine por la cabeza, sin pensar de ningún modo en lo emocional, en el espíritu creativo, en lo que un guionista, un realizador tienen en la mente, todo lo que pueden aportar en base a su experiencia y conocimiento del mundo y de la sociedad en la que viven y pueden a partir de ese conocimiento y esa experiencia plasmar ello en una historia a narrar, eso es ningunear a la cultura popular a la que tanto se jactan de conocer y nada más ven por la ventana del auto polarizado. Critican tanto a Batman como personaje, y a lo que representa, dada su posición social…y se le parecen bastante. Al final, parece que lo que en realidad les incomoda es la imagen que el espejo les devuelve.

(1) Basada en la novela de Victor Hugo, The man who laughs es la película muda de 1928 protagonizada por Conrad Veidt, y de cuya estética tomaron ciertas características Bob Kane y Bill Finger para cerrar la identidad visual del Joker, el primer y más famoso némesis de Batman, cuya primera aparición fue en el número 1 del hombre murciélago; hasta entonces el superhéroe hacía su aparición en la revista que lo vio nacer: Detective comics.

(2) Famoso personaje de la novela David Copperfield, de Charles Dickens, publicada por primera vez en 1850.

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