¿Cómo se construye un candidato? Se hace según las reglas de Roger Stone, un oscuro pero visible operador político que recorrió desde la presidencia de Nixon hasta la de Trump, ocupando diferentes cargos dentro del partido republicano y haciendo lo posible para que muchos de los candidatos lleguen al menos a ser conocidos.
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“Get me Roger Stone” es un documental que podrán encontrar en Netflix. Atraviesa muchos años de la historia política de Estados Unidos y muestra el barro de la política a niveles que a nosotros (argentinos) nos parecería una locura. Con un nivel de narrativa intenso, el documental nos muestra a Stone contándonos sobre su carrera política y un poco más con una serie de imágenes y videos de archivo (de excelente calidad) que lo muestran como un señor de las tinieblas en donde la verdad pierde su valor. Según sus palabras, llevaba mucho tiempo ya tramando la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca bajo cualquier costo, acusando a Bill Clinton, esposo de Hillary (la última rival de Trump) de ser un violador de mujeres en actos públicos, imprimiendo remeras con su cara y la palabra “Violador” (“Rapist”).

Lo interesante es cómo construye la reputación de los candidatos y la propia: Stone se atribuye operaciones políticas que muchas veces no fueron de su autoría como forma de agrandar su influencia en la arena política y en los medios que lo ven como un hombre capaz de todo. Un poco de razón hay, ya que sus valores son más escasos que lo que aparenta, aunque él lo niega: “Los que dicen que no tengo principios y no tengo alma son unos grandes perdedores, perdedores amargados” (aunque él mismo se cataloga como el hacedor de la campaña negativa). En nuestro país lo podríamos comparar con el Gurú del marketing del Pro, Duran Barba y su famosa campaña negativa a través de los trolls (ahí nacio el concepto) del call center pro, en donde se involucraron a Filmus y a Losteau en campañas bastante difamatorias que luego se comprobaron como falsas.
Recomendamos verlo, para entristecernos por un lado, pero por otro tal vez para saber a qué nos enfrentamos en cada elección y para vislumbrar un poco de la lógica mediática, donde la postverdad abunda.

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