Si el capítulo de hace unas semanas atrás nos hizo llorar de emoción, el capítulo de antes de ayer nos hizo llorar de tristeza. Murió uno de los personajes más buenos y leales de Game of Thrones, el querido Hodor. En una escena que fue sin dudas una joyita de la realización, todo, absolutamente todo (actuaciones, música, montaje), fue funcional para poder contar con emoción, y angustiando a más de a uno, porque Hodor era Hodor. Si el capítulo cuatro, fue un capítulo de encuentros fraternales, el capítulo del domingo fue un capítulo de partidas y despedidas. Sir Jorah Mormont, le confiesa a Daenerys sobre su extraña enfermedad y se despide de ella. Danny, a su vez le pide que encuentre una cura. Theon y Yara escapan de Las Islas de Hierro luego de que su tío Euron reclame el trono y éste le sea concedido. Brienne (que sigue sin devolverle las miradas a Tormund) parte a intentar conseguir una alianza con Brynden Tully, mientras que Sansa y Jon también abandonan el Castillo Negro. Se confirmó la teoría: el nuevo personaje femenino es una sacerdotisa roja, quien además parece saber algunos datos sobre el pasado de Varys. En cuanto a Arya, seguimos siendo testigos de su entrenamiento, y el domingo pudimos ver el momento difícil que le tocó pasar cuando asistió a una obra de teatro que parodiaba lo sucedido con su padre. Un detalle lujoso: los integrantes de la banda islandesa “Of Monsters and Men” participaron del capítulo en un fugaz cameo, y ya adelantaron que si miramos con atención probablemente los volvamos a ver.
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