En un año malo donde las películas y las series han sido escasas debido a la imposibilidad de filmar, el Buenos Aires Rojo Sangre es uno de los festivales que logra reunir el material escaso y resaltar lo mejor de la producción de género de Argentina y de todo el mundo.
Los amigos del anillo es una comedia acerca de la amistad que transcurre en tiempos de pandemia, en donde la psicosis social nos lleva a lugares extremos. Hay ternura, sexo, política, y conspiraciones. El film fue realizado enteramente durante la cuarentena, por un equipo que jamás compartió un mismo espacio físico. Ni siquiera lo hicieron los directores, ya que uno se encuentra en Buenos Aires, y el otro en Canadá. Los actores y actrices tuvieron que realizar sus propias tareas de iluminación, cámara, ambientación, y sonido, asesorados de manera virtual.
El resultado es una comedia logradísima, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados éste dúo. Apenas comienza el film, los directores nos sitúan, mediante el uso de imágenes de archivo, en la actual pandemia mundial. Cuando comienza el relato, vemos una escena que en éstos últimos meses se volvió moneda corriente para muchas personas: Uriel, vestido para la ocasión, realiza una videollamada laboral con Lucas. Uriel está impoluto. De camisa y sweater, maneja una energía envidiable para un lunes de cuarentena a las diez de la mañana. Lucas está desarreglado, en bata, desayunando, y no podemos descifrar muy bien cuando fue la última vez que se bañó.
Durante los primeros minutos del film Uriel nos apabulla, y empatizamos con el hartazgo de Lucas. Pero, a medida que el relato avanza, la situación va cambiando. Comenzamos a envidiar la energía y el positivismo de Uriel, nos resulta tierno, y nos da un poco de tristeza su soledad. En contraposición, Lucas nos empieza a parecer un poco hosco, corta mambo, y sus constantes ganas de hablar de sexo generan cierta incomodidad. En cierta medida, ambos personajes son estereotipos que se van desarmando durante el transcurso del film, mostrándonos sus defectos y virtudes, y ésto, nos permite ver más allá de lo que podemos categorizar.
Volviendo a los hechos: Lucas no le da mucha cabida a Uriel, hasta que éste comienza a hablarle de su vecina, Cristal. A partir de ese momento, Lucas le insiste a Uriel para que “encare” a su vecina, y así comenzaran a sucederse una serie de mentiras, confesiones, conspiraciones, y enredos que irán acercando a ambos personajes, forjando su amistad. En el medio se cruzarán con contadores, jefes, clientes, hackers y hasta un asesino a sueldo. Como resultado, tenemos una situación que escala de manera delirante y cómica: una mentira que se va de las manos, a donde todo lo que podía salir mal, sale peor. La situación termina provocando risas y mucha incomodidad en el público.
A pesar de las restricciones técnicas que conlleva filmar en medio del aislamiento, Los amigos del anillo es una comedia dinámica, en constante movimiento. Están muy bien logrados los espacios en relación a los personajes, los momentos del día a través de la iluminación, y en especial el espacio personal de Uriel, que da cuenta de sus cambios anímicos a medida que avanza la historia. También cabe destacar que está muy bien utilizado el cambio de dispositivos móviles, que hace su aporte al dinamismo del film.
Es para resaltar el trabajo actoral, que como contamos anteriormente, debido al contexto, no solo implicó la creación de un personaje, sino también tareas de iluminación, cámara, ambientación, y sonido, asesorados de manera virtual por los respectivos técnicos. En un guiño hacia el público, volvemos a ver a Labat y a Ross Beraldi interpretar breves papeles en su propia película; y publicitar alguno de los trabajos realizados en éste último tiempo.
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Los amigos del anillo está protagonizada por Ramiro Delgado, Andres Ciavaglia, Agustina Peláez, Darío Barassi, Verónica Intile, Fabián Arenillas, Anahí Ribeiro y Sebastián “Berta” Muñiz.

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