Tras La perrera (2006) y El lugar del hijo (2013), el director uruguayo Manuel Nieto Zas llega al cine con una dura historia sobre dos hombres divididos por un empleo.
Hace 15 años se estrenaba su primer largometraje y la espera valió la pena: El empleado y el patrón, que se encuentra ahora en cines argentinos, es imponente y valiosa. Presentada en el Festival de Cannes, la protagonizan Nahuel Pérez Biscayart, Cristian Borges, Justina Bustos, Fátima Quintanilla y Jean Pierre Noher. Es una película que, a partir de la diferencia de clases en el espacio rural, invita al espectador a ponerse de un lado y del otro, según va conociendo los pormenores de los personajes.
La sinopsis oficial manifiesta: “El empleador es un joven de una familia de clase media; lleva una vida moderna y no encaja en el estereotipo tradicional del productor rural. Pero tiene una preocupación: la salud de su bebé. El empleado es más joven que él y está en urgencia por conseguir trabajo para sostener a su nueva familia. Y ocurre una tragedia: el bebé del empleado muere en un accidente de tractor. Una película sobre la relación entre dos jóvenes y sobre la convulsa relación de los dos con la felicidad, la libertad y el trabajo“.
Todo comienza con una escena fuera de lo común, una especie de ritual donde una señora hamaca a un bebé y luego va a los padres del mismo a comunicarle lo que ve en ese niño, al que algún síndrome le adolece. Esta pareja (Perez Biscayart y Bustos) son los “acomodados” de la zona ya que el padre de él es el dueño del campo. Por otro lado, se encuentra un jovencito con su mujer y su bebé, que ingresa a ayudar en el campo. Estos personajes muestran, a partir de un mismo contexto, las antagonías de clase y de sus propias realidades. Una tragedia tensa la relación entre ambos hombres, al mismo tiempo que cambian su manera de vincularse, aunque la injusticia y sesgo clasista prevalece.
El empleado y el patrón es inquietante y compleja. Con un final que no se ve venir y a pesar de ser una historia cargada de ideología, instala a ambos personajes en el mismo lugar. Excelente director que, esperemos no nos haga esperar tanto para una cuarta película.
Se destaca el protagonismo de Biscayart, quien despliega un personaje muy completo, que desencaja la liviandad del espectador. Con mucho tiempo en pantalla, hace un excelente trabajo psicológico en la antonimia con personaje de Borges (un actor menos experimentado pero muy bueno). Lamentablemente, Justina Bustos y Fátima Quintanilla quedan reducidas a ser las “mujeres de” donde se podrían haber aprovechado muchísimo más.
El film de Manuel Nieto Zas tiene una estética muy cuidada, donde se muestra la cotidiana vida rural y, al mismo tiempo, las disímiles realidades de las clases sociales. Logra concientizar a través de su visionado sobre las realidades enfrentadas que se siguen viviendo entre empleados y patrones en las zonas rurales de América Latina.
A partir de largas tomas y silencios, la película logra conmover desde las vivencias de ambos protagonistas. Entonces, como mencioné, Nieto Zas hace que la audiencia se incline empatizando por uno u otro personaje según lo que va aconteciendo. Con muy buen ritmo, actuaciones y guion, el largometraje propone que es espectador sea testigo de todo.
El empleado y el patrón es inquietante y compleja. Con un final que no se ve venir y a pesar de ser una historia cargada de ideología, instala a ambos personajes en el mismo lugar. Excelente director que, esperemos no nos haga esperar tanto para una cuarta película.
Escrita por Gimena Meilinger
Puntaje: 8,5
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