La ópera prima de Felipe Gómez Aparicio expone un duro relato sobre los ideales de perfección corporal y el daño que hace a los involucrados.
La película, estrenada en el Festival de Tribeca, está a cargo del director involucrado en la biopic de Fito Paéz para Netflix. Sin hacer uso de golpes bajos ni nada específicamente explícito, se trata de una historia sencilla con un trasfondo mucho más sensible. Explora el retorcido universo del fisicoculturismo y la virilidad en su “máxima expresión” donde la crueldad y el dolor están a la orden del día.
David (Mauricio Di Yorio) es un adolescente obsesionado con su cuerpo. Entrena día y noche, mientras sus compañeros transcurren sus días entre fiestas y deseos sexuales despertando. Lo importante a destacar es que la obsesión de David es inducida por su madre (Umbra Colombo), una artista plástica que busca la perfección en el cuerpo de su hijo, creando al “Perfecto David”. Es así que no sólo el cuerpo de este adolescente crece, sino también su enojo, impotencia y dudas sobre su orientación sexual.
El perfecto David es una película provocadora, bien dirigida, que pone incómodo a quien la mire. Una mirada a la oscuridad tras los cuerpos perfectos, las obsesiones y los límites filiales.
Un elenco conformado por Mauricio di Yorio, Umbra Colombo, Antonella Ferrari, Germán Baudino, Nicasio Galán, Agustín Bello, Alejandro Paker y Diego Starosta enaltece la historia. Destacable el trabajo de Di Yorio, en su primer papel, un personaje confundido, sumiso y enojado con el mundo, que va moldeando su cuerpo a piacere de la madre, Umbra Colombo, que también brilla en su rol de obsesionada con la perfección de su hijo en una relación que roza el Edipo.

Los discursos homofóbicos, tanto de David como de sus compañeros, son recurrentes aunque, cuando éstos se referencian al protagonista, es él quien se mantiene alejado, por dudas, por bronca, quién sabe, alimentando un ambiente de tensión que va creciendo con los minutos de metraje.
La fotografía y la música logran una buena atmósfera voyeurista que hace brillar los cuerpos empapados de sudor mientras todo es claustrofóbico y tirante. Por su lado, la conjunción entre lo erótico y lo patológico mantiene atento al espectador que no sabe qué sucederá en el segundo siguiente a lo que está viendo.
El perfecto David es una película provocadora, bien dirigida, que pone incómodo a quien la vea. Una mirada a la oscuridad tras los cuerpos perfectos, las obsesiones y los límites filiales.
PUNTAJE: 8,5/10

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