“Retrato de propietarios”: un golpe en la nuca


Debo decir que, ante todo, “Retrato de propietarios” me interpeló como un estudio sonoro y visual de la aglomeración de personas y de espacios abiertos y desolados semipoblados; tomados por habitantes que se reproducen violentamente y a los gritos. 

La recreación de un discurso de José Buenaventura Durruti Dumange (sindicalista y revolucionario anarquista español), insertado en el inicio del film desde un audio que se incorpora, es una declaración de principios. Ello me lleva a pensar que uno de los modos de atacar la comodidad pueda ser un cambio en el modo de transmitir la información. El discurso está masticado y no atrae porque se lo ha deglutido el poder: tal vez sea hora de repensar el modo de movilizar. El trabajo de diseño del sonido realmente genera en el espectador la sensación de incomodidad, de cierto hastío, de profundas ganas de retirarse, y dejar de sentir en la propia piel el dolor y la angustia. Realmente pensé en situaciones de desesperación humana en que la gente se lamenta de todo lo perdido, camina sin visión de un futuro promisorio, se desvanece casi, expresando su angustia y enojo. Cala hondo y molesta, y se entiende que la experimentación llega al punto buscado por el director.

Los objetos descartables son expuestos a la vista del observador que esté allí para apreciarlos, adquirirlos, o ambas, en un mercado de lo obsoleto, mientras luego de ello, un cartel ofrece y grafica las bonanzas de un futuro que parece no llegar. La comunicación visual parece similar en todo el mundo. Caras simpáticas cuyo fin es solamente comunicar nada, procurando decir con una sonrisa o una cara amable. En la noche, en el día, acompañando circunstancias y muestras de objetos (o personas deambulando siguiendo un objetivo que nunca está claro del todo), los gritos de dolor o angustia, se expresan en un loop sostenido y más molesto cada vez.

En los días en que el sistema como tal tornan inciertas las posibilidades de un futuro, y en el que las sociedades a través de los movimientos sociales internos, ya sea desde lo discursivo como desde la acción, intentan discutir cómo se puede seguir viviendo en una estructura que desde afuera se ve sostenible pero desde adentro se desmorona como un castillo de naipes; “Retrato de propietarios” es un golpecito en la nuca para el espectador promedio, para el ciudadano encerrado en un castillo de hojalata que se oxida un poco más cada día.

PUNTAJE: 8/10

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1 Comentario

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