Una sonrisa de Cultura


Finalmente, luego de años de reclamos, movilizaciones y festivales, se aprobó la semana pasada la Ley de Centros Culturales que tanto hacía falta en la Ciudad de Buenos Aires. Recordemos que, desde hace años, distintos centros culturales o casas participativas fueron abriéndose por todos los barrios, casi como una necesidad de irrupción en la solemnidad del duelo cultural citadino post-Cromagnon, allá en diciembre del 2004. Pero las clausuras se repetían (70 clausuras en el 2014, 20 en los últimos 3 meses) por la mala predisposición de quienes inspeccionan los recintos y el vacío legal en el cual caían quienes querían, desde la búsqueda de la democratización y la participación, dejando de lado el lucro, abrir espacios para manifestar las más diversas expresiones de toda una generación, todos los que venimos a levantar la bandera del arte autogestionado en Buenos Aires.

culturaLa lucha fue larga pero valió la pena: la legislatura votó la nueva norma por unanimidad (¿por qué se tardó tanto entonces?); es decir, todos los bloques: los K, los del PRO, los del UNEN y claro, la izquierda. Claudio Goreman, abogado de los representantes de los centros culturales, explicó: “Entre otras cosas, esta ley crea la figura del centro cultural en la Ciudad, permite empezar a trabajar con un trámite muy rápido y gratuito para quienes trabajan sin fines de lucro y reabre el registro de usos culturales. Pero lo más importante es que tiene una definición amplia que permite hacer muchas cosas y destrabar los enormes problemas de clausuras y habilitación”.

El grupo que insistió y trabajó para lograr esta ley está formado por artistas, docentes, productores, gestores y público de la cultura independiente porteña que integran Cultura Unida, donde confluyen MECA, Escena, Artei y Abogados Culturales, entre otras organizaciones. Pero, si bien puede que ellos hayan llevado la vanguardia en la reivindicación, toda la juventud estuvo detrás de lograr la institucionalización de nuestras creaciones, ya sea los que son artistas como los que no, porque tenemos en claro el importante papel que cumple la cultura en cualquier ciudad y para cualquier generación.

Se cierra así una etapa de clausuras, de mala predisposición y de silencio para las manifestaciones artísticas, cualquiera de ellas. Esperamos que proliferen más lugares donde intercambiar y manifestar nuestros pensamientos y deseos. Desde Sin Subtítulos celebramos y brindamos por ello con una sonrisa de cultura.

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